26-12-2019
Un dulce viaje por tierras vienesas
Viena es una ciudad con encanto. Ubicada en el corazón de la vieja Europa, a orillas del Danubio, Viena es una ciudad en la que se respira calidad y nivel de vida (sólo hay que mirar los precios) y cierta armonía.
Mi viaje a Austria ha tenido un doble propósito: conocer el lugar y disfrutar de algunos de los magníficos postres por la que es conocida la ciudad. Y, la verdad, he regresado con un buen sabor de boca, ya que he tenido la oportunidad no solo de probar una amplía variedad de tartas, entre ellas la Sacher y, además, aprender a hacer el famoso Apfelstrudel (strudel de manzana típico de Austria), en las mismísimas cocinas del Palacio Schönbrunn.
Viena es una ciudad con cultura culinaria, y mucha; solo hay que visitar el museo del palacio Hofburg, donde se encuentra una increíble colección de vajillas, moldes para postres y cubertería, que, en sus días, perteneció a los miembros del imperio austríaco. Esta cultura por la cocina y, sobre y todo por los postres, queda latente cuando se recorren las calles del centro de la ciudad, donde no hay respiro para disfrutar de un buen café vienés y de un apetitoso dulce... La variedad es impresionante.
Para viajar a la ciudad que vio crecer a Mozart hay que hacer voluntad y tener claro que vendrás con un par o tres de kilos de más, bien aprovechados, eso sí ;-)
De todos los lugares a visitar, recomiendo el Naschmarkt, un mercado que se extiende cerca de dos kilómetros y que existe desde el siglo XVI. Tartas, carnes, especias, frutas, panes combinan con las piezas de segundamano que figuras de la Europa del Este tratan de vender a precio de ganga. La experiencia es increíble. Los sábados se amontonan miles de personas para pasear y comprar entre sus puestos, la mayor parte de ellos fijos durante todo el año. Y dado que el trayecto no es baladí, una innumerable lista de restaurantes ocupan la larga avenida del Naschmarkt para poder hacer un descanso o aprovechar y llenar el estómago, como hicimos mi marido y yo, dejándonos seducir por el aroma de las especias de un restaurante asiático, cuya comida fue extraordinaria.
Pero Viena es aún más atractiva cuando recorres su región de viñedos ubicada a orillas del Danubio. Para aprovechar el viaje al máximo decidimos ir a la cuna del imperio austríaco, la abadía de Melk. Para ello tuvimos que coger un barco que nos transportó durante un par de horas por el Danubio hasta la abadía, cuya visión del río es privilegiada.
Fue en la misma abadía, antes de hacer la visita obligada, donde aprovechamos para disfrutar de unas viandas típicas de la región, como el Selchfleih, una carne ahumada con patatas, o el Wiener Schnitzel, un escalope de ternera acompañado de ensalada de patatas. Por supuesto, el postre lo coroló una Sachertorte, una fantástica tarta de chocolate rellena de mermelada de albaricoque.
Ni qué decir tiene que en la visita faltó una siestecita española.
Sin duda alguna, Viena es una ciudad que recomiendo, especialmente en verano (siempre y cuando no haga los 35 grados de este año, algo inusual, ya que la ciudad no está preparada para tanto calor). Un sitio ideal para recorrer a pie o en bici y para disfrutar de su cocina.
Viaje en el City Express desde el aeropuerto al centro de la ciudad
Palacio de Schönbrunn, el Versalles vienés
Probando un Apfelstrudel en el palacio de Schönbrunn
Curso de Apfelstrudel en las cocinas del palacio de Schönbrunn
Maravillosas vajillas del palacio imperial de Hofburg
Paseo por la ciudad de Viena al atardecer
Panadería vienesa con una amplia colección de suculentos panes
Café Macchiato con nata, indescriptible... Una experiencia para los sentidos!
Desayuno junto al Danubio con una tarta típica
Viaje por el Danubio hacia la cuna del imperio austríaco, la abadía de Melk
El Naschmarkt, un conocido mercado de dos kilómetros de largo
Frutería en el Naschmarkt
Tienda de frutos secos en el Naschmarkt
Otra colorida vista de la tienda de frutos secos del Naschmarkt, el sueño de una bloguera
Disfrutando de un rato de asueto en un asiático del Naschmarkt
Unos platos exquisitos de comida asiática, con unas cervecitas con limón
Tranvía vienés
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