Desde la primera vez que mi madre preparó esta ensalada, fue una de mis preferidas, aunque sólo la preparaba por navidad.
Luego, cuando me decidí a entrar en la cocina y ayudar a mi madre, esta fue de mis primeras aportaciones a la cena de navidad. Con los años, yo fui añadiendo alguna que otra cosilla a mi gusto, como rallar la zanahoria en vez de cortarla con el cuchillo en rodajas.
En un cajón de la cocina de casa siempre vi un rallador -y aún sigue allí-. Mi madre usó aquel utensilio de cocina en contadas ocasiones, que se podrían contar con los dedos de una mano. Aquél utensilio sin embargo a mi me entusiasmó.
Descubrí que la zanahoria no sólo se podía presentar en la típica lámina cortada a cuchillo, si no que me abrió un mundo de posibilidades de presentación para esta hortaliza.
De todas las pruebas que he hecho con esta ensalada, la que hoy os muestro es la que más ha gustado. En navidad, la sigo preparando también en mi casa, aunque en esas fechas uso cerezas en almíbar.
Elaboración:
Primero deshojamos las endivias y las hojas más grandes son las que utilizamos para elaborar esta ensalada.
Cortamos en tacos pequeños la loncha de jamón cocido, rallamos la zanahoria y cortamos en trozos también pequeños la rodaja o rodajas de piña.
Ahora deshuesamos las cerezas y las partimos en unos tres trocitos cada una, dependerá del tamaño de la cereza, claro.
En el vaso de la batidora, troceamos el roquefort Societè y lo incorporamos a la nata. Montamos la nata, pero sin que quede firme, semimontada. Si nos pasamos siempre podemos añadir un poco de leche. Deberá quedar como una crema. Rectificamos de sal si fuera necesario.
Ahora montamos la ensalada; primero los barquitos de endivia, en los que iremos poniendo trocitos de jamón cocido, piña y la zanahoria rallada. Pondremos tres cucharaditas de crema por endivia y encima unos trocitos de cereza. Más o menos como muestro en la foto.
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