25-12-2019
Descubriendo el norte a cucharadas: Amurrio ¡qué bien sabes!
Este fin de semana tuvimos la oportunidad de viajar al País Vasco, no era un viaje planeado, salió cuatro días antes por sorpresa, ya que mi marido debía ir a Bilbao por trabajo y al final nos acoplamos la familia al completo, mientras él curraba, nosotras paseábamos por Bilbao.
No es la primera vez que visitamos Bilbao, ya hemos estado en esta preciosa ciudad en dos ocasiones anteriores, y nos encanta. Pero en esas ocasiones anteriores nos habíamos alojado en Vitoria y desplazado hasta Bilbao unas horas. Esta vez ha sido diferente, diferente por qué nos hemos alojado en un hotel rural, en concreto el
hotel rural Saiaritz, en la localidad de Amurrio. A unos 30 minutos en coche de Bilbao. Y como me gusta compartir con todos vosotros mis hallazgos culinarios, pues he decidido escribir este
post para contaroslo.
Saiaritz es un pequeño hotel rural, de sólo siete habitaciones y dos apartamentos, situado en el valle de Ayala. En el exterior es una casa típica de la zona, muy bonita, pero el interior está decorado de forma moderna en tonos negros y grises. Nosotros nos alojamos en dos habitaciones de las que solo te puede despertar algún pajarillo que cante entre los árboles, paz absoluta. A mí me encantaron, y las vistas de ensueño, el cuidado huerto que hay delante es de la señora Charo, de 92 años, con la que pudimos hablar un rato y que se lamentaba de que su huerto este año no luciera como en años anteriores debido a que el calor no acababa de llegar. Al fondo, el valle y detrás las verdes montañas. Para los que buscáis silencio y estar en contacto con la naturaleza es, simplemente perfecto.
El hotel es de los dueños del cercano restaurante Ruperto, en el que nos recomendaron comer. Y como ya era algo tarde para andar buscando un restaurante en Bilbao, decidimos quedarnos y probar. Y os puedo decir, que todo lo que probé ese día allí estaba delicioso. El menú de diario se compone de dos primeros, dos segundos y postre, pero ¡ojo!, te ponen los dos primeros y los dos segundos en la mesa y tu te sirves a demanda. Es una cocina casera, como la de la abuela, bien condimentada y sin florituras. Están especializados en alubias y las que nosotros probamos ese día con chorizo estaban pero que muy buenas.
Allí conocimos a Iratxe, cocinera y camarera a la vez, que junto a su madre y hermano (Ángel) sacan adelante el negocio familiar y ofrecen su sencilla cocina a quién se quiera acercar a su restaurante. Una cosa me quedó clara, de allí no te vas con hambre, la comida es abundante y el precio del menú más que correcto. Como éramos cuatro nos sacó todo y todo probamos. Yo tenía antojo de alubias y me puse un buen plato, sin pensar que los mejillones en salsa vizcaína (que era uno de los segundos platos) me iban a gustar tanto. Así que haciendo un "esfuerzo" empecé probando un mejillón, luego otro y otro y no pude parar hasta la docena, creo, ja ja. Y mi hija pequeña mojando pan en la salsa, que estaba tremenda, bien ligada y con el punto de picante justo, para mi gusto.
Mi niñas y mi marido se "tiraron en plancha" a por los filetes de lomo adobado con patatas fritas caseras, casi les tengo que mandar a salvamento marítimo, ja ja ja. Eso después de haber dado buena cuenta de las alubias con chorizo y "un poco" de espaguetis a la carbonara.
Por poner un pero al menú de ese día, quizás servirlo en cazuelas bajas de barro quedaría mejor presentado y evitaría los chorreones de comida que algunos platos traían, y que quedan feos en la mesa.
Llegado el momento del postre, Iratxe nos cantó la carta de postres caseros que tenían a excepción del helado. Arroz con leche, flan, cuajada, tarta de queso y goxua eran su oferta. Como Mercedes, la atenta recepcionista del hotel, nos había comentado que el goxua que hacían allí era de diez, me pedí uno. El goxua es un postre típico de Vitoria y de la cocina vasca a base de nata montada, bizcocho emborrachado y crema pastelera quemada o con caramelo líquido por encima. Muy rico y nada empalagoso, tenía el punto justo de azúcar y estaba tremendo. Eso sí, ya no me cabía más y me dejé un poco con toda la pena de mi corazón.
Pero antes le pregunté a Iratxe la receta, para replicarla yo en casa, hoy haré mi primera prueba y pronto os dejaré la receta perfecta en el recetario.
En fin, un lugar perfecto donde descansar en plena naturaleza y un restaurante donde ofrecen un menú diario casero muy recomendable. Volveremos sin duda.
Mis hijas bajaron un poco la comida jugando en el parque situado enfrente del restarurante. Y más tarde en Bilbao no paramos de andar por sus calles más céntricas para quemar "algo" de lo que nos habíamos comido.