Como ya sabéis me gusta mucho probar comidas de otras culturas, por eso hacía tiempo que andaba detrás de hacer estos bollitos con cruz o hot cross buns. Es una receta inglesa que antiguamente se preparaba el Viernes Santo, pues su marca recuerda a la cruz en la murió Jesucristo. Pero como con tantas otras comidas, hoy día se pueden disfrutar en cualquier época del año, aunque su apogeo lo tienen en Semana Santa.
Se solían comer recién salidos del horno con un poco de mantequilla, de ahí lo de 'hot,´ aunque también sin mantequilla y fríos. Estos los hemos devorado una vez que les he hecho la sesión fotográfica, y ya estaban fríos. Riquísimos y perfectos para el cafelito de la merienda o con un poco de crema de cacao en el desayuno del día siguiente.
Con el tiempo han salido al mercado diferentes variedades; con caramelo, manzana, arándanos, canela o naranja. Que son devorados por millones, antes de que llegue Pascua.
Yo he querido respetar la tradición y los míos llevan pasas maceradas en ron. Riquísimos. La cruz que decora estos panecillos de Pascua se puede hacer de muchas maneras; con agua y harina, con papel de arroz, con crema pastelera o con un simple corte en forma de cruz. Yo he optado por hacerla con agua y harina, y la receta que me ha inspirado es del blog de
Christine's Recipes, me gusta mucho. Son bollitos muy poco dulces y como yo soy algo golosa le he añadido 30 gramos más de azúcar.
Los que no nos pudimos comer, los congelé y una vez descongelados estaban igual de tiernos.
Elaboración:
Poner a macerar las pasas media hora antes en ron, también podéis hervir las pasas unos minutos en agua con canela si no deseáis usar alcohol.
Empezaremos por tamizar la harina y añadirle la sal, el azúcar y la leche en polvo.
Batir ligeramente los huevos. Preparar lo que Christine llama método Thangzhong, que me recuerda a las gachas que hace mi madre, ya que hay que mezclar los 50 gramos de harina común con los 250 mililitros de agua. Llevar al fuego removiendo hasta que hierva y espese. Apartar y esperar a que se enfríe.
Poner en un bol (se puede hacer a mano o con máquina amasadora) los ingredientes húmedos, es decir, la leche tibia mezclada con la levadura disuelta, 120 gramos de la mezcla thangzhong (gachas) y los huevos. A continuación los sólidos que teníamos tamizados y mezclados.
Poner en una picadora o molinillo todas las especias y molerlas. Incorporar una cucharadita de la mezcla de especias al bol y mezclar todo.
Integrar todo unos cinco minutos con el gancho de amasado (o a mano). Incorporar la mantequilla en pomada y volver a amasar unos minutos más. Una vez que la masa ha absorbido la mantequilla incorporar las pasas (secadas con papel absorbente para que no aporten más humedad a la masa) e integrarlas con una espátula.
Impregnar papel film transparente con un poco de aceite para que la masa al subir no se pegue o como he hecho yo en esta ocasión espolvorear un poco de harina en la superfície de la masa y esperar a que doble su volúmen. En la foto que os muestro ya ha doblado su volúmen ocupando casi todo el bol.
Amasar la masa lo suficiente para desgasificarla y hacer porciones de 60 gramos. Bolear los bollitos y depositarlos en la bandeja del horno algo separados entre sí, ya que deberán volver a doblar su volúmen. El primer levado me llevó dos horas, en mi cocina hacía un pelín de frío, y el segundo levado sólo unos 45 minutos. Suelo poner el horno a 50º C unos segundos para que la temperatura del horno (donde dejo reposar la masa) ayude a la levadura ha hacer su tarea. Esto en verano no será necesario.
Una vez que han doblado su volúmen y antes de hornearlos, haremos una pasta con las cuatro cucharadas de harina y las dos cucharadas de agua (mejor ir añadiendo poco a poco el agua hasta encontrar la textura deseada). Pintar los panecillos con huevo batido y dibujar una cruz encima con la pasta de harina y agua. Nos ayudará poner la pasta en un biberón de cocina o manga pastelera.
Hornear a 180º C entre 12 y 14 minutos o hasta que adquieran un bonito color dorado.