Se acerca la Semana Santa y en casa ya voy preparando algunos de los platos típicos de esta fecha tan señalada. Cuando era niña, recuerdo que eran unos días muy especiales, pues mi madre cumplía con el precepto católico de los viernes sin carne o la elaboración de postres típicos. El que más hacía eran las torrijas, me imagino que por lo fáciles que son de hacer y lo ricas que están. También recuerdo con mucho cariño las monas de Pascua hechas con pan con el huevo cocido en medio.
Cuando estas fiestas las pasábamos en el pueblo (Yunquera, en Málaga) recuerdo que por la mañana temprano, mi padre iba al pueblo, nosotros teníamos una casita en el campo a unos dos kilómetros, y se traía de la panadería masa cruda de pan para que mis tres primas y yo hiciéramos nuestra mona de Pascua. Sí, esa sencilla, pero cargada de cariño era nuestra mona, que por Andalucía llaman también hornazo.
Ese día era uno de mis preferidos, creo que por ahí empezó mi vena cocinera, pues me encantaba darle forma y ver cómo en el sencillo horno de gas que había en la casa se hacía la magia y salían esas monas tan bonitas (aunque fueran un churro, para nosotras eran los mejores). Para después, y aunque no te gustara el huevo cocido, devorarlos con toda la ilusión del mundo... :-P
Los buñuelos de viento, los preparaba mi madre de vez en cuando y cuando los hacía duraban un suspiro. Nunca los rellenó, o al menos yo no guardo ese recuerdo, creo que por que no tenía paciencia para hacer la crema y rellenarlos.
Estos que os enseño hoy son los clásicos, los buñuelos de viento de toda la vida, emborrizados en azúcar y con un toque de anís dulce, que me encanta. Una vez hechos los podéis cortar con las tijeras de la cocina y rellenar de crema pastelera o nata montada, al gusto.
Elaboración:
Poner en un cazo la leche, las dos cucharadas de azúcar y la mantequilla, llevarlos a ebullición. En cuanto rompa a hervir retirar el cazo del fuego y verter de golpe la harina.
Remover enérgicamente con una cuchara hasta que la masa se despegue de las paredes del recipiente.
Pasar a una fuente para que pierda calor y se temple antes de añadirle el licor de anís dulce de El Mono y los huevos unos a uno. Echaremos el primero y removeremos hasta que la masa lo haya absorvido por completo, costará un poco pero con paciencia y brazo (ya no tendréis que ir al gimnasio ese día) repetiremos esta acción hasta que la masa haya absorvido los cuatro huevos, uno a uno.
Para los dos últimos huevos cambié la cuchara por las varillas. Os deberá quedar una masa ligera pero que se sostenga. Como muestro en la foto.
Para hacer los buñuelos tengo dos técnicas, podéis probar con las dos a ver con cual se os da mejor. La primera consiste en echar la masa en una manga pastelera y abrirle un orificio del tamaño de una moneda de euro o algo menos. Mojar una cuchara de postre en aceite y depositar un poco de la masa, como el tamaño de una cereza, y sumergirla en el aceite caliente moviendo la cuchara hasta que se suelta la masa.
La segunda forma es con ayuda de dos cucharitas, que voy sumergiendo en aceite, ir cogiendo porciones de masa, como la descrita antes, y depositándolas sobre el aceite. ayudándonos con las dos cucharas para que caiga la masa. Más o menos como cuando se hacen las croquetas con cucharas.
Para freir los buñuelos yo uso aceite de oliva suave y voy bajando la temperatura hasta que consigo que los buñuelos estén hechos por dentro y dorados por fuera. En mi vitrocerámica el número 6.
Cada tanda de buñuelos que saquemos las pasaremos a un recipiente con papel absorvente y enseguida (sin quemarnos) por el azúcar mezclado con la canela.
Notas:
* Observaréis que la primera tanda salen más blancos, es normal ya que el aceite es nuevo. Con las sucesivas tandas, el aceite se oscurerá y tendremos que bajar la temperatura para que no se quemen antes de hacerse por dentro.
* Si tenéis a alguien que os ayude podréis usar una sartén grande y tardaréis menos. Yo usé un cazo pequeño por que así me daba tiempo a controlar que los que iba haciendo no se quemaran.
* Con las cantidades que os pongo yo conté que salían unos 60 buñuelos, aunque también os diré que esta cantidad es aproximada ya que mi hija me iba quitando del plato cada vez que yo me daba la vuelta. Cuando estuvieron todos, ella ya no tenía hambre...
* En casa somos cuatro y han durado menos de 48 horas, así que el tiempo de conservación no será un problema creo, no durarán mucho. Si os sobran a la nevera.
* Este es un postre que se suele consumir recién hecho, en el mismo día y acompañado de una "palomita" de anís (hielo o agua fría con anís), o así se tomaba en casa.
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