Esta cazuela que hoy os propongo la comemos en casa como plato único ya que tras un plato generoso con su tajada de bacalao, poco más te cabe.
Lo he comido siempre en casa de mis padres por Semana Santa por aquello de no poder comer carne en Cuaresma.
Seguramente en cada casa hay una manera de preparar este plato -y todas estarán deliciosas-, pero hoy os propongo probar la mía.
Como estamos en época de habas y mi madre casi siempre le ponía, he pensado que sería una buena manera de introducirlas en el menú, y que mis hijas se la comieran.
Elaboración:
Yo utilizo toda la tecnología que tengo en la cocina para facilitarme el trabajo, así que el tomate, la cebolla y el pimiento los pico con el accesorio picador de la batidora (así mis hijas no encuentran colores que apartar en el plato).
En una cazuela grande sofreímos primero el pimiento y la cebolla, con 6 cucharadas de aceite de oliva virgen extra, unos 2 minutos.
A continuación añadimos el tomate y sofreímos 5 minutos más, añadiendo un poco de agua si fuera necesario.
Vertemos el agua, llevamos a ebullición y añadimos las patatas (cascándolas para que suelten la fécula) y las habas con su vaina en trocitos.
Hervimos 5 minutos y añadimos por último el bacalao y los fideos.
Guisamos todo 8 minutos más (dependiendo del grosor del bacalao) y rectificamos de sal.
Llegado este punto le añado un poco de colorante alimentario, me gusta un poco de color en las cazuelas.
Espero que os guste esta cazuela de bacalao a mi manera.
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