Para la glasa:
Ya tenía ganas de preparar otros muffins, y esta vez los he preparado con limón. Me encanta el limón, nunca falta en casa. A mis hijas también les encanta, yo creo que por que desde que estaban en mi barriga, su mamá ya ponía limón a todo.
Ahora que no tienen cole, los días se hacen eternos para ellas y para mi, asi que, he decicido dedicar un día para que se metan conmigo en la cocina y hagamos algo rico y entretenido.
Al final, es como si hiciéramos tres recetas, pues acaba la cocina mires por donde mires, llena de harina o azúcar.
Pero el rato que pasamos juntas no tiene precio. Estas magdalenas salen muy esponjosas y con la glasa de limón la boca se te hace agua.
Lo mejor viene cuando llegan a la parte del caramelo de limón. Peleas ha habido, por coger este o aquel muffin, por que el caramelo de uno les gustaba más que el de otro.
Lo de ponerles una pajita fue una idea sobre la marcha que les gustó mucho.
Elaboración:
Tamizar la harina y la levadura. Añadir las semillas de amapola (yo las encontré en un herbolario), el azúcar y la ralladura del limón.
Remover todo para que esté bien integrado.
A continuación incorporar los ingredientes líquidos; los huevos poco batidos y la crème fraí®che. Ponemos unos segundos la mantequilla en el microondas para ablandarla y la incorporamos.
Removemos todo con cuidado y ya tenemos la masa de nuestros muffins preparada.
Ahora precalentamos el horno a 170 grados e introducimos nuestra bandeja de muffins unos 17 minutos. No deben quedar dorados, más bien blanquitos.
Mientras se hacen nuestros muffins podemos preparar nuestra glasa. Añadimos el zumo de limón al azúcar glasé y movemos. Debe tener una consistencia espesa, que no chorree.
Repartiremos la glasa sobre los muffins una vez estén frios con una cuchara.
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