Pan de molde casero

Siempre me ha gustado hacer pan, quizá porque añoro esos panes bien amasados y con su miga consistente de Andalucía que te duran tres o cuatro días en perfectas condiciones. No como las barras o panes que nos venden hoy día que, o te espabilas, o puedes romper la vitro con ellos al día siguiente.

Tengo una amiga marroquí, Fátima, que hace unos panes buenísimos; algún día me iré con ella a aprender cómo los hace. Aunque hoy día se pueden comprar en cualquier tienda marroquí de España.

Pues como iba diciendo, todo lo que sea hacer pan, tortas, preñaos, bollos, empanadas, etc... Me ha llamado mucho siempre la atención. Recuerdo con ilusión cómo siendo niña, cuando llegaba la Semana Santa, mi abuela y mi madre se metían en la cocina a preparar unos sencillos "hornazos" ( pan horneado con un huevo en el centro). Me hacía mucha ilusión comérmelo después, algo que yo había elaborado. Era un tiempo que pasábamos juntas, en la cocina, hablándo de nuestras cosas, aunque yo era bastante pequeña, y que nos unía aún más.

Si podéis pasar tiempo con vuestros hijos en la cocina, o con las abuelas, los abuelos o tíos, enseñando las costumbres culinarias de vuestros pueblos o ciudades, no lo dudéis, esos momentos se grabarán para siempre en sus cabecitas.

Repasando recetas encontré esta receta de pan de molde que hoy os enseño.

Elaboración:

Comenzaremos por mezclar en un recipiente hondo las dos harinas con la sal. Haremos un hoyo en el centro.

Desharemos en la leche tibia la miel, la levadura y por último la leche en polvo.

Vertemos el líquido en el hoyo que habíamos hecho en la harina e iremos ligando la harina con el líquido. Llegará un punto en que tendremos que sacar la masa del recipiente y trabajarla en la mesa durante unos 10 minutos, hasta que no se nos pegue en las manos. Ahora es cuando me doy cuenta de la poca resistencia que tengo en los brazos ;-). Esto mejora si hacemos tiempos de 1 minutos de amasado y tres de reposo de la masa. Así hasta completar tres o cuatro tandas.

Estiramos la masa en la mesa de trabajo y añadimos pegotitos de mantequilla por la masa. Volvemos a amasar hasta que la masa haya absorbido toda la mantequilla -lleva un rato dándole que te pego-. Nos deberá quedar una masa, lisa, brillante y con el gluten bien desarrollado.

Dejaremos levar la masa hasta el doble de su volúmen, tapada con papel transparente. Si es invierno va muy bien encender el horno 3 ó 4 minutos a 50º, después apagarlo y meter la masa tapada con un paño. Fermenta antes y no hay que esperar tanto tiempo.

Pasado el tiempo necesario para que doble su volúmen, aproximadamente 1 hora u hora y media, si ha estado dentro del horno calentita, desgasificamos la masa con las manos.

Con el rodillo hacemos un rectángulo del ancho de nuestro molde y el doble de largo. Lo vamos enrollando y apretando con los pulgares hasta formar un rollo.

Engrasamos un molde, en mi caso de 25 cm. de largo y metemos dentro el rollo, esperamos a que doble su volumen tapado igual que antes.

Pintamos con leche la parte superior de la masa antes de meterla al horno.

Ahora introducimos en el centro del horno, calor arriba y abajo, unos 30 minutos a 180º.
Esperamos a que se temple para desmoldarlo, y a que se enfríe para cortarlo.

¡Qué ilusión hemos preparado nuestro primer pan del molde!