Este postre lo conozco desde que tengo memoria. Lo he probado en infinidad de ocasiones en el pueblo de Yunquera (Málaga) en plena serranía de Ronda. Ni os cuento lo bien que sentaba cuando siendo niña nos sentábamos a la mesa para merendar después de haber corrido y jugado entre olivos toda la tarde.
Hoy aprovecho que mi madre está en casa para hacer con ella este pan tan especial.
Este bizcocho lo podemos preparar también comprando la masa de pan (cruda) y añadiendo el resto de ingredientes. Yo lo voy a preparar desde cero, es decir haré todo el proceso del bizcocho.
En una sartén pequeña ponemos el aceite de oliva al fuego y, cuando esté caliente, echamos el anís (5 segundos) y apartamos para que se enfríe. Tendremos cuidado de que no se nos queme el anís, si no amargará.
Por otro lado, en un bol grande, pondremos la harina, la levadura de panadero, la sal, el azúcar, los huevos batidos, el licor de anís y, aproximadamente 250 ml. de agua templada. Mezclamos todo con una cuchara de madera o espátula y a continuación añadimos el aceite junto con el anís que habíamos dejado enfríar. Movemos de nuevo y dejamos fermentar tapado con papel film transparente impregnado de aceite, para evitar que se pegue, en un lugar sin corrientes de aire durante 1-11/2 horas aproximadamente.
Cuando haya doblado su volúmen lo desgasificaremos y pasaremos al molde que, o bien será de silicona que no se pega o uno tradicional al que engrasaremos las paredes y espolvorearemos con harina para que nos sea más fácil desmoldarlo. Lo dejaremos subir de nuevo otra media hora y lo hornearemos. En invierno puede tardar más tiempo.
El molde que yo he utilizado es de 25 cm. de diámetro.
Horneamos a 180º durante 30-35 minutos, pinchamos con una aguja para comprobar que está hecho, y cuando esté frío desmoldaremos.
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