¡Glu glu, glu glu! ¿Sabíais que es el pavo macho adulto el que hace este cloqueo? La hembras no lo pueden hacer. Es el ave de granja más grande después del avestruz. Pueden llegar a pesar hasta 30 kilos. Yo estuve en un corral en el que sacrificaron a uno con este peso, era impresionante. Un ejemplar magnífico con unos muslos que ni los de Carl Lewis.
Preparar un pavo no requiere gran destreza en la cocina aunque sí largas horas de cocción en el horno y como sabéis mi cocina es sencilla pero también rápida, así que opté por unas hermosas pechugas de pavo para este receta.
Se cocinan enseguida y quedan muy sabrosas en tan sólo 8 minutos. Si lo cocináis en exceso corréis el riesgo de que os quede una carne seca y correosa.
Hace unos 15 o 20 años era una carne, en España, que sólo se consumía en Nochebuena, pero hoy día la podemos encontrar en cualquier carnicería todos los días del año.
Elaboración:
Doramos las pechugas de pavo en el aceite durante 8 minutos a fuego medio, a mitad de cocción daremos la vuelta para que se haga toda por igual.
Una vez dorada la carne la sacaremos a una tabla, echamos los piñones y los doramos 1 minuto escaso.
A continuación agregamos las ciruelas pasas y añadimos la cucharada de harina, removiendo para que se integre bien con el aceite.
Vertemos enseguida el vino dulce y movemos para que no queden grumos. Reducimos la salsa unos 3 minutos a fuego medio y apartamos.
Cortamos las pechugas en lonchas con un cuchillo afilado.
Presentamos nuestro pavo cortado en lonchas con la salsa por encima, como os muestro en la foto. Tanto la salsa como el pavo irán bien calientes a la mesa.
En este caso yo he acompañado las pechugas de pavo con una ensalada, pero también quedarán muy bien con unas patatas baby hervidas y con mantequilla derretida encima.
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