La semana pasada asistí a un curso en el que nos enseñaban a preparar la típica tarta americana de fresas. La profesora nos comentó que de esta tarta hay variantes, con o sin cobertura, con o sin queso. Asi que, aprovechando la tarde del domingo comencé a realizar mi propia tarta americana de fresas y queso.
Siempre he querido preparar esta tarta pero me parecía muy difícil, ahora que la he preparado, más que difícil yo diría que es laboriosa. Requiere sus tiempos de horneado y posterior refrigeración antes de poder disfrutar de un riquísimo trozo.
Como era domingo no había ningún supermercado abierto y me aventuré a preparar yo misma la pasta brisa. Pero mi consejo es que la compréis hecha, os ahorraréis tiempo y quedan genial.
Yo he preparado dos masas brisa, una para la base y otra para cerrar la tarta.
Como tiene que refrigerarse para que la gelatina solidifique, mi familia se fue a la cama protestando y diciendo que al día siguiente no iban a perdonar un buen trozo de tarta. El comentario tras sacarla del horno ha sido -¡que buena pinta tiene! ¿Puedo probarla ya?
Al partirla, como veréis, se nota que es una tarta totalmente casera ya que el corte no queda perfecto como las de pastelería. Pero os aseguro que está buenísima, además cuando la coges para comértela no se puede evitar que algunos trozos de fresa caígan al plato.
La cantidad de azúcar que le he puesto es bastante pequeña, no queda para nada empalagosa, es más sobresale el magnífico sabor de la fresa de Huelva con la que la preparé.
Si os gusta más dulce sólo tenéis que añadir el azúcar al gusto.
Espero que os guste esta tarta tan casera.
Elaboración:
Primero empezaremos por preparar la pasta brisa (que es otra receta que ya publiqué en su momento) y acomodarla en la base de nuestro molde procurando que las paredes queden bien altas, siempre disminuye un poco con la cocción.
Horneamos a 180º C durante unos 7 minutos.
Mientras, batimos en un bol el queso cremoso (tipo Philadelphia), el azúcar, el yogurt, la cucharada de harina, el zumo de limón y los huevos.
Cuando sacamos la base del horno depositamos la crema preparada encima y horneamos 15 minutos a 180º C y 10 minutos a 150º C.
Aprovechamos esta segunda cocción para trocear en cuartos las fresas o en láminas gruesas. Le añadimos una cucharada de azúcar, movemos y ponemos en un colador ya que soltarán agua. También podemos poner un papel de cocina debajo de las fresas para que recoja el líquido.
Hidratamos la gelatina en agua fría unos minutos.
En un cazo pequeño ponemos las cuatro fresas troceadas, las 5 cucharadas de azúcar, las 3 cucharadas de zumo de limón y las 5 cucharadas de agua. Llevamos a ebullición incorporamos la gelatina y hervimos 2 minutos. Trituramos colamos y esperamos a que temple.
Preparamos la segunda masa brisa, la que irá cerrando la tarta. Abrá que preparar otra masa con los mismos ingredientes.
Transcurrido el tiempo de horneado de la base de queso, sacamos la tarta del horno y depositamos encima las fresas, acomodándolas bien. cubrimos con la pasta brisa bien estirada y vamos cerrando los bordes. Con el dedo hacemos un agujero en el centro de la tarta para que pueda sudar por ahí. Con la masa que nos ha sobrado podemos hacer flores u otros motivos y decorar nuestra tarta.
Por el agujero hecho vamos vertiendo poco a poco nuestra gelatina de fresas templada.
Yo decidí no pintar la tarta con huevo batido, pero esto lo dejo a vuestra elección.
Volver a hornear a 180º C unos 26 minutos ( en mi caso). Como no quedó lo dorada que me gustaba le puse unos minutos a gratinar en el grill.
Meter en el frigorífico al menos 6 horas, yo la tuve toda la noche.
A la mañana siguiente ya podremos disfrutar de nuestra tarta americana de fresas y queso.
Espero que os guste mi tarta casera de fresas y si os ha gustado me dejéis algún comentario más abajo que leeré con mucha ilusión.
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