Tarta de manzana de la tía Ángeles

La historia de esta tarta se remonta allá por el año 1983, cuando viajé por primera vez a Madrid con mis padres, mi hermano y mi abuela Dolores. Fue uno de esos viajes relámpago que a mi padre tanto le gustan. También fue la primera vez que monté en tren, toda una experiencia para mí en aquella época, que sólo había montado en coche.

Experiencia de la que apenas tenemos fotos, ya que mi padre puso el carrete a la máquina de fotos justo cuando entramos en un túnel y.... lo puso mal -creo que es el único túnel que hay en el trayecto Málaga-Madrid, el túnel de El Chorro-; con lo cual, él echaba y echaba fotos en el tren y en Madrid, pero no salió ni una. No fue hasta avanzado el viaje cuando se dio cuenta, ya que aquel carrete nunca se acababa. Afortunadamente puso uno nuevo y alguna foto ha quedado de aquel viaje.

Fuimos unos días antes de Navidad y, para que no pasara frío en Madrid, mi madre me dejó los pantalones del pijama debajo de los pantalones de pana, que por aquellos años eran la última moda. ¿Cómo pasa el tiempo? ¿Por qué ahora no se llevan los pantalones de pana? Nunca pasé frío con ellos y eran taaaaaan suavitos.

El recuerdo más vivo que tengo de aquel viaje fue mi visita al Museo de Cera, me encantó. Aquí os dejo una foto de ese día con mi pantalón de pana. ¡Qué pintas tenía!

Nos alojamos en casa de la hermana de mi padre, mi tía íngeles. Durante ese fin de semana en su casa hubo overbooking. Mi tío, mi tía, mis tres primos, mis padres, mi hermano, mi abuela paterna, Dolores, y yo. Pero lo pasamos genial. Aunque a la vuelta a Málaga tenía una montaña de deberes que acabar para ponerme al día.

Fue en casa de mi tía cuando probé por primera vez esta tarta de manzana. Me gustó mucho y a mi madre también, tanto fue así, que le pedimos a mi tía que nos pasara la receta; receta que nos escribió literalmente en un trozo de papel que aún conservo. Esta es la receta que hoy os traigo para compartir con todos vosotros.

Es una tarta de textura firme, ya que lleva bastante manzana, pero tras el primer trozo vendrán otros a los que no os podréis resistir, tiene un gran sabor a manzana.

En la receta de mi tía indicaba que se debía terminar la decoración con mermelada de manzana o albaricoque, pero como yo no tenía en casa en esos momentos, le puse un poco de brillo para tartas que venden en los supermercados Lidl. También he disminuído el número de manzanas ya que recuerdo que era muy compacta, y yo quería que la mía lo fuera menos. Espero que os guste.

Elaboración:

Montar con la batidora de varillas los huevos con el azúcar hasta que doblen su volúmen. Triturar las manzanas con la leche y la margarina Tulipán en pomada. Mis manzanas pesaban 320 gramos, cuando las incorporé para triturarlas sin cáscara y sin semilla, pesaban alrededor de 110 gramos. Incorporar a los huevos, con cuidado de no quitarle demasiado aire a la mezcla, con movimientos envolventes.

Tamizar la harina con la levadura y añadirla a los ingredientes húmedos con unas varillas. Incorporar la harina en tres veces.

Engrasar el molde con margarina y espolvorear harina, para evitar de que se pegue. Depositar la masa en su interior y decorar con la manzana que nos quedaba (grande) cortadas en finas láminas formando una espiral.

Hornear a 180º C durante unos 40 minutos. Dependerá del tamaño de vuestro molde. Pasados 10 minutos desmoldar y esperar a que se enfríe para terminar la decoración.

Podéis pintar la tarta con mermelada de manzana o de albaricoque. O como yo, con brillo para tartas, preparado según las instrucciones del fabricante.

Espero que os guste, como veis es muy sencilla de preparar. A mi me gusta mucho y sobre todo me ha encantado recuperar una receta que hacía tantos años que no probaba.