Tarta de pétalos arcoíris

Un año más mi hija mayor ha cumplido años, ¿porqué tienen los hijos que cumplir años tan rápido?. Ya está más alta que yo y sólo tiene 13 años, y promete seguir creciendo (con lo cual me hará más pequeña aún, ohhh Dios). Aunque cuando era pequeña, yo andaba con pena por que siempre iba por debajo del percentil de altura para su edad. Y mírala ahora, más alta que su madre, aunque no hace falta mucho para eso, ja ja.

Un mes antes de su cumpleaños empezó a preguntarme de qué y cómo iba a ser su próxima tarta. Yo le dije que lo fuera pensando, pero iban pasando los días y no me decía nada. Total, que cinco días antes me dice, -mamá, dime algo, ¿de qué la hacemos?. A mi me gustaría que fuera como la del año pasado...de Kinder bueno, ¿no?- La miré como diciendo, pero que me dices, otra tarta igual, con la de sabores y decoraciones que te la puedo hacer. A lo que terminó diciéndome. -Pues no se, decídelo tú mamá.-

Y ahí me dio carta blanca. Me puse a mirar por Pinterest, que siempre me da ideas y me topé con esta tarta de pétalos que llevaba años queriendo hacer. Se lo comenté a ella y le enseñé las fotos, le pareció muy bonita y me puse manos a la obra.

La convencí para que el relleno fuera una crema de limón, que como le encanta no me puso pega, y al final quedó una tarta muy bonita y riquísima. Es un poco laboriosa pero merece la pena de todas todas. Celebramos su cumpleaños en la terraza y poco a poco la noche se nos echó encima, tuvimos que terminar la fiesta dentro de casa, pues el frío nos hizo empezar a tiritar y ya no se estaba igual de a gusto fuera :-). Lo pasaron muy bien y la tarta gustó mucho, ahora es mi hija pequeña quien me pide una tarta temática para su cumple que es dentro de nada. Ya andamos mirando opciones.

Elaboración:

Empezaremos por el bizcocho. Que lo elaboraremos el día anterior. Batir los huevos a temperatura ambiente, con las varillas, añadiendo poco a poco el azúcar hasta que dupliquen su volumen. Incorporar la esencia o pasta de vainilla y el aceite en hilo a velocidad baja. Tamizar la harina con la levadura e incorporarla en tres veces con una varilla manual, para evitar que se baje la masa. Lo haremos con movimientos suaves de arriba hacia abajo.

Engrasar y enharinar un recipiente para su horneado. Yo he usado uno alto de 16 centímetros de diámetro.

Hornear a 160º centígrados, con calor arriba y abajo, durante 35 minutos o hasta que al pincharlo con un palillo este salga limpio. Esperar 10 minutos antes de desmoldarlo.

Una vez frío envolver en papel film transparente y guardar en la nevera.

Preparar un almíbar con la mitad de azúcar que de agua. Por ejemplo 250 ml. de agua y 125 de azúcar más un chorreón de alcohol, tipo ron blanco, vodka o tequila. Hervir cinco minutos y guardar en un biberón de repostería.

La crema de limón la podéis ver pinchando en el siguiente enlace de crema de limón que ya tengo publicado.

El día que decoremos la tarta haremos el merengue suizo de mantequilla. Para elaborar este merengue pondremos al baño María las claras de huevo junto con el azúcar hasta que este se haya disuelto (60ºC- 65ºC). Si no tenéis termómetro, como yo, otra forma de comprobarlo es cuando al coger algo de líquido entre los dedos no notemos los granos del azúcar.

Cuando las claras se hayan templado, las pondremos en un bol y las montaremos con las varillas eléctricas. Esto nos llevará al menos 10 minutos, hay que tener paciencia. La mantequilla la iremos añadiendo poco a poco hacia el final de los 10 minutos. Deberá estar a temperatura ambiente o pomada. Si la añadimos antes de que la crema se haya enfriado la mantequilla se derretirá y no montará. Y si la añadimos demasiado fría se quedará hecha grumos en la crema. Aunque parezca que nunca quedará brillante y que se nos ha cortado tened paciencia y seguir batiendo, hasta que la mantequilla se haya incorporado perfectamente y nuestra crema sea brillante y con textura.

Podéis añadir el saborizante que queráis a esta crema, aunque yo en esta ocasión no le he añadido ninguno, porque quería que prevaleciera el sabor a limón del relleno.

Para montar la tarta la cortaremos a cuchillo o con una lira de forma que queden discos del mismo grosor. La decoraremos del revés, es decir, la base del bizcocho pasará a ser la parte superior de nuestra tarta. Poner almíbar en el primer disco de bizcocho y a continuación rellenar con crema de limón. Repetir esto con cada disco de bizcocho. Ahora cubriremos con una fina capa de merengue suizo la superfície de la tarta.

Con el resto del merengue lo dividiremos en seis partes iguales y teñiremos de diferentes colores. Yo los he teñido de celeste, rosa, violeta, amarillo, naranja y verde. Poner cada color en una manga pastelera con boquilla redonda o como en mi caso sin boquilla, practicando un corte en el final de la manga de medio centímetro de diámetro.

Ahora marcaremos líneas verticales con la distancia que deberá tener nuestra decoración. Que será un botón de crema que aplastaremos ligeramente con el dorso de una cucharilla de postre, como muestro en las fotos. Para no equivocarnos en el orden de los colores iremos subiendo el último color al primer puesto cada vez que hagamos una línea de decoración. Este es el punto más laborioso de la tarta pero como veis queda muy bonito.

Notas:

Las claras de huevo pueden ser de huevo fresco o envasadas. Yo he usado envasadas. Mientras más viejas (uno o dos días en la nevera en un recipiente abierto) mejor montará el merengue. Siendo aconsejable añadir una gotas de limón para que la preparación quede más estable.

Es muy importante tenerlo todo a mano a la hora de montar la tarta. Crema de merengue, cremas de colores, almíbar, crema de limón y bizcocho. Esto hará que decoréis rápido.

Aunque parezca que es insuficiente la cantidad de merengue, para una tarta de 16 centímetros es bastante. A mi incluso me sobró.

Si la guardáis en nevera, recordad de sacarla una horita antes para que la crema se atempere y resulte cremosa al comerla.