Buttermilk
Crema de queso
Cuando a principios de año decidí poner en marcha este proyecto culinario me topé con esta espectacular tarta 'Red Velvet Cake' y me encandiló.
El mes pasado pude hacer un curso de tartas en Alice Cake Shop, entre las que se encontraba esta tarta de terciopelo rojo. Me encantó su sabor y sobre todo su sencilla presentación.
Días más tarde de asistir al curso la preparé en casa y, como ocurre con todos los pasteles que están rellenos, duró un suspiro.
Esta tarta originariamente se preparaba con remolacha hervida que le daba su característico color rojo oscuro. Pero con la llegada de los colorantes fue desapareciendo el uso de la remolacha y sustituido por el colorante rojo (mejor en pasta). El color de este bizcocho irá del rojo brillante al rojo-marrón.
La buttermilk o suero de leche se usa para dar mayor esponjosidad y sabor al bizcocho. Originariamente se utilizaba el suero que quedaba después de hacer la mantequilla y que hoy se ha sustituído ese laborioso proceso por una bacteria que realiza la misma función.
Esta tarta por lo general va acompañada de un relleno-decoración en blanco, de crema de queso o de merengue suizo. Son los dos sabores con los que la he probado por ahora.
La cantidad de cacao varía de unas recetas a otras pero esta que os propongo es bastante acertada.
Como yo no tengo una batidora tipo kitchenaid, sino una sencilla batidora con accesorio batidor de varilla, he incorporado tres hojas de gelatina neutra a la crema de queso para que quede más firme. En la primera prueba que hice el disco de arriba del bizcocho bailaba y se caía al cortarla.
Mientras espero que los Reyes Magos me traigan una batidora-mezcladora (me he portado muuuy bien) la adición de la gelatina ha sido bastante acertada.
Ojeando vídeos por internet ví uno en el que la cocinera ponía un trozo de toalla húmeda alrededor del molde para que el bizcocho subiera todo por igual. Ni corta ni perezosa lo he puesto en práctica y creo que el resultado ha sido bastante satisfactorio, sólo he de practicar un poco más para conseguirlo totalmente plano.
Elaboración:
Empezaremos por hacer la buttermilk e incorporarle el colorante rojo para que se vaya hidratando mientras preparamos el resto de los ingredientes.
Tamizamos la harina con la levadura, el cacao, un pellizco de sal y el bicarbonato.
Batimos los huevos con las varillas hasta que tripliquen su volumen. Sin dejar de batir incorporamos poco a poco el azúcar y el extracto de vainilla. Vamos aumentando de velocidad para que quede bien montado.
Ahora incorporamos el aceite poco a poco, después la buttermilk (velocidad baja) y la cucharada de vinagre.
Vamos echando los ingredientes sólidos tamizados sobre el líquido. Movemos en círculos y poco a poco vertemos toda la harina. No mover en exceso pues perderá aire la mezcla.
Precalentamos el horno a 175º C.
Vertemos la mezcla en un molde engrasado y enharinado de 24 cm desmoldable, al que le pondremos una tira de toalla humedecida. Nos ayudaremos con un alfiler para que no se caiga. Esto nos facilitará que el bizcocho suba todo por igual.
Hornear unos 40 minutos -dependiendo del horno como siempre-. Comprobaremos con un palito o brocheta que el centro está hecho cuando al introducirlo salga limpio.
Mientras se hace el bizcocho podemos preparar nuestra crema de queso o cheese frosting. Primero hidrataremos las hojas de gelatina en agua fría unos minutos.
Batimos la nata bien fría y vamos añadiendo el azúcar y el extracto de vainilla, seguimos montando hasta que quede firme.
Templamos la leche y disolvemos la gelatina hidratada. Integramos poco a poco en la nata con cuidado de no bajarla. Si utilizamos nata de origen animal tendremos cuidado al montarla pues un excesivo montado cortará la nata.
Batimos un poco el queso crema e incorporamos con una cuchara o varilla poco a poco. Ya tenemos nuestro relleno, si no lo vamos a utilizar inmediatamente lo guardamos en la nevera.
Cuando el bizcocho esté frío retiramos la 'panza' del bizcocho para igualar la superfície y la guardamos. Cortamos por la mitad y rellenamos la tarta generosamente con la crema de queso.
Repartimos el resto de la crema por el exterior de la tarta y adornamos con el bizcocho que habíamos guardado hecho migas.
Espero que os guste.
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