Crema de queso
Decoración
Desde hace un año aproximadamente que los unicornio han llegado a nuestras vidas para quedarse en ellas un tiempo. Han invadido las redes sociales, al principio lo vi en unas delicadas y preciosas tartas para cumpleaños infantiles y ahora los puedo ver en pijamas, abrigos, lápices, paraguas, zapatillas, incluso en diademas y gafas. ¡Vamos una locura!
Cuando fue el cumpleaños de mi hija pequeña, pensé que me iba a pedir que le preparara esta tarta temática, pero cual fue mi sorpresa que ella andaba con las muñecas LOL Surprise todo el día y me pidió que le hiciera una tarta de las LOL Surprise. La tengo pendiente de publicar pero os la enseñaré pronto, palabrita del niño Jesús.
Cuando la mamá de Mar (la cumpleañera) me pidió que si le podía hacer una tarta y unos cake pops con este animalito, ni me lo pensé, enseguida le dije que sí. Por fín iba a poder hacer la tarta que tanto tiempo llevaba viendo en Pinterest y que me moría de ganas de hacerla.
Cuando mi niña vió el resultado, le encantó, tanto que ya me está pidiendo que su tarta del año que viene sea de unicornio.
El bizcocho que me escogió la mamá de Mar fue un red velvet, así que toda la tarta está cubierta de crema de queso Philadelphia, una delicia. No os detallo la preparación del red velvet por que ya lo tengo publicado, podéis echarle un ojo a la receta y luego continuar con la decoración aquí. El único cambio que he hecho es en la crema, con los ingredientes que detallo en esta receta.
El tiempo de preparación es orientativo, ya que en lo que unos podemos tardar media hora otros le dedican cuarenta y cinco minutos. Sobre todo en la decoración. Mi consejo es que lo tengáis todo a mano cuando empecéis. Una buena planificación os ahorrará tiempo.
Elaboración:
Hacer la masa del bizcocho Red velvet y repartirla en dos moldes de 18 centímetros de diámetro, hornear a 170ºC durante media hora, o hasta que al introducir un palillo este salga limpio. Sacar a una rejilla y dejar enfriar. Envolver en papel film transparente y dejarlo en la nevera hasta el día siguiente. A mí me gusta más hornear un bizcocho que voy a decorar de un día para otro, el bizcocho estará más firme y habrá ganado en sabor.
Para preparar la crema de queso batiremos el queso crema tipo Philadelphia a temperatura ambiente (os debéis acordar de sacarlo un rato antes de la nevera) junto con el azúcar glas hasta que quede bien integrado, a continuación le añadiremos la mantequilla en pomada. Batiremos con la pala K del robot de cocina, hasta que blanquee, unos 3-4 minutos, a potencia media. Le añadiremos el extracto de vainilla y volveremos a batir para que se integre todo bien.
De la cantidad de crema que hemos obtenido apartaremos la mitad para el relleno, que en mi caso me pidieron que fuera de color rosa. Le añadí un poco de colorante en pasta rosa y ya está.
De la que nos queda volveremos a apartar unas cuatro cucharadas de crema por color, es decir en mi caso rosa, rosa intenso, verde (algo menos ya que las hojas no requieren gran cantidad de crema), amarillo y azul. De rosa puse más cantidad ya que querían que predominara el rosa en la tarta.
Prepararemos el almíbar con el que mojaremos el bizcocho de la misma forma que os indico en la receta del red velvet. Para facilitar la tarea yo lo pongo en un biberón de cocina. El almíbar deberá estar frío, con lo cual hay que hacerlo en cuanto nos pongamos a hacer la crema o el día antes.
Una vez hemos tenido el bizcocho reposando en la nevera lo sacaremos y cortaremos cada bizcocho por la mitad. Para montar la tarta iremos poniendo capas de bizcocho "emborrachado" con el almíbar y relleno de crema de queso (el mío rosa). Es importante poner la misma cantidad en cada capa para que al cortar la tarta quede un corte uniforme. A continuación, si nos sobra crema de queso podemos aprovecharla y repartirla por la superfície de la tarta con un alisador. Si no, echaremos mano de la que teníamos apartada y procederemos a cubrir con una capa (la tarta necesitará dos capas) de crema de queso que iremos igualando y alisando. Una vez puesta la primera capa la meteremos en la nevera media hora y la sacaremos para darle la segunda capa.
En esta última tendremos más cuidado de que quede lo más lisa posible y la volveremos a poner en la nevera para que la crema se enfríe antes de continuar decorando la tarta.
El cuerno de unicornio lo he hecho con fondant amarillo claro, he hecho un churro de unos 15 centímetros y con un esteca con filo le he hecho las estrías del cuerno en espiral. Le he pinchado un palillo de brocheta en el centro y he dejado que seque 24 horas. La orejas las he hecho con fondant blanco y la parte interior con fodant amarillo claro a partir de dos triángulos y les he dado forma con los dedos. En el cuerno y el interior de las orejas que van dorados he usado el spray de color dorado metalizado de Decora que compré en la tienda Maria Lunarillos. Lo dejaremos secar completamente antes de ponerlos en la tarta.
Para decorar la tarta he usado boquillas de estrella abierta, una grande y otra pequeña, boquilla de hoja y de estrella cerrada. Para hacer los ojos he hecho dos churritos con fondant negro al que le he añadido dos más pequeños para formar las pestañas. Antes de empezar a usar las mangas pasteleras tendremos que calcular el centro de la tarta y clavar el cuerno y las orejas.
Ahora es vuestra imaginación la que os dirá cómo decorarlo, pensando en no recargar la tarta y en que los colores se distribuyan de forma armónica.
Espero que os guste mi tarta de unicornio y si tenéis alguna duda me la dejéis en los comentarios o bien en mi mail.
Nota: Cuando uséis el spray dorado buscad una caja de tamaño mediano para pulverizar el fondant en su interior. Si no os puede pasar como a mí, que vi cómo en segundos mi cocina se llenaba de purpurina dorada allí donde miraba.
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